lunes, 6 de abril de 2009

Pedir perdón


Nos cuesta pedir perdón. Ello supone reconocer que hemos actuado mal, supone permitirnos perdonarnos a nosotros mismos, supone exponernos a la posibilidad de que no nos perdonen. Pedir perdón de corazón sabiendo que lo que has hecho ha producido un daño en el otro, daño que probablemente es irreparable es una experiencia liberadora y nos refuerza como seres humanos. Hoy lo he podido hacer. Después de muchos años. Solamente me queda dar un paso más, poder hacerlo mirando a la persona a los ojos, pues por ahora solamente me ha sido posible hacerlo mediante el teléfono.


Hace años algunas actitudes mias fueron negativas para una persona, esas actitudes fueron las que llevaron a que esta persona desapareciera de mi vida. En el momento no fui muy consciente del dolor que pude haber ocasionado. Con los años, según uno va creciendo como persona se va dando cuenta de cosas, va siendo consciente de determinados actos y sus consecuencias. La moyor parte de las veces ante este hecho no hacemos nada, queda en el recuerdo y tiramos para adelante. A mi me ocurrió que desde el momento en que fui consciente tuve la necesidad de pedir perdón. Ahora, unos cinco años después he conseguido hablar con esta persona y decirselo. Hoy es un día importante para mi.


Begietara begira esango dizut uzten badidazu.

Mila esker entzuteagaitik.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El sentimiento de culpa lo tenemos para salvarnos, no para autodestruirnos.

Y llega un momento en que el arrepentimiento ya ha cumplido su función depuradora del mal causado, y se puede continuar el camino. Ya somos libres.

Utziko dizut, bai.