jueves, 29 de enero de 2009

Constelaciones de estrellas y ¿por qué no de organizaciones?


Traigo hoy un texto que compartió con nosotros un compañero en el cierre del fin de semana al rededor de las constelaciones organizacionales.



“Es aquí donde comenzaron las historias, bajo la protección de la multitud de estrellas que nos escamotean certezas que a veces retornan a nosotros como fe. Aquellos que primero inventaron y después nombraron las constelaciones eran narradores. Trazar una línea imaginaria entre racimos de estrellas les otorgó imagen e identidad. Las estrellas tejidas en esa línea fueron como los sucesos tejidos en una narración. Imaginar las constelaciones no cambió las estrellas, por supuesto, ni el vacío negro que las circunda. Lo que cambió fue la forma en que la gente leyó el cielo nocturno”



And Our Faces, My Herat, Brief as Photos. John Berger

miércoles, 28 de enero de 2009

Dueño de mis emociones

Hoy seré dueño de mis emociones.
Si me siento deprimido, cantaré.
Si me siento triste, reiré.
Si me siento enfermo, redoblaré mi trabajo.
Si siento miedo, me lanzaré adelante.
Si me siento inferior, vestiré ropas nuevas.
Si me siento inseguro, levantaré la voz.
Si siento pobreza, pensaré en la riqueza futura.
Si me siento incompetente, recordaré éxitos del pasado.
Si me siento insignificante, recordaré mis metas.

Hoy seré dueño de mis emociones.

Si se apodera de mí la confianza excesiva, recordaré mis fracasos.
Si me siento inclinado a entregarme con exceso a la buena vida, recordaré hambres pasadas.
Si siento complacencia, recordaré a mis competidores.
Si disfruto de momentos de grandeza, recordaré momentos de vergüenza.
Si me siento todopoderoso, procuraré detener el viento.
Si alcanzo grandes riquezas, recordaré una boca hambrienta.
Si me siento orgulloso en exceso, recordaré un momento de debilidad.
Si pienso que mi habilidad no tiene igual, contemplaré las estrellas.
En definitiva, hoy seré dueño de mis emociones.



Og Mandino

lunes, 26 de enero de 2009

A pesar del ciclón

El viernes me uní al grupo de personas que ya había iniciado el curso de constelaciones organizacionales y coaching sistémico. Estuvimos juntos en una residencia de Las Arenas en la que vivimos agradables experiencias, a excepción de la noche en vela que nos hizo pasar el ciclón. Pude conocer personas muy interesantes, reecontrarme con otras que me recordaron tiempos vividos con intensidad y, sobre todo, pude experimentar lo que es una constelación. Había comenzado a leer el libro de Guillermo y la verdad es que pensaba que no sería capaz de poder sentir nada como representante en una constelación, sin embargo, no me puedo explicar cómo pero ocurre; se siente.
Parece magia, no hay nada racional que lo explique, pero sucede. Colocas a unas personas en el espacio, sin pensar previamente en qué posición, representando una organización, un objetivo, el jefe, los colaboradores, a ti mismo… representando un sistema del que necesites saber ¿qué está ocurriendo aquí?, ¿cuál es el problema que impide tal o cual cosa? Y los representantes, que no conocen la organización, el jefe, los colaboradores, ni el objetivo, de repente sienten cosas, “no sé qué hago aquí”, “el objetivo me agobia”, “no veo a mi jefe”, etc. Y se hace la luz, se ven cosas que no somos capaces de ver en el frenesí diario.
¿Será sugestión? planteaba Gorka y me preguntaba yo en el coche de regreso a casa. No lo sé, pero si funciona en otros ámbitos y con personas que desconocen la herramienta puedo decir que es una bomba. Seguiremos experimentando. La próxima cita el 18, 19 y 20 de marzo.
Ah! Gracias a todos con los que compartí ejercicios: María, Cristina, Chus, Joserra, Lucía, Orla, Marcos… Gracias a María por la organización. Gracias a Gorka por animarse a hacer de conejillo de indias y encajar tan bien todo lo dicho. Estoy deseando volver a veros. Un abrazo.

martes, 20 de enero de 2009

¿Qué quiero?



A veces me inunda la sensación de no saber qué es lo que quiero. Eso me sucede cuando decido hacer cosas y una vez hechas no me siento lo satisfecha que esperaba sentirme o cuando debo decidir entre varias opciones y no tengo claro por cual de ellas decantarme. Me siento perdida, me siento desorientada, me siento en un laberinto del que consigo salir para llegar a otro. En las últimas semanas he tenido esa sensación que hacía algún tiempo no sentía. Menos mal que la reflexión y el ojear algunas libros subrayados me ayudan a ver la forma de salir, el camino.


Uno de tantos el "El laberinto de la felicidad" de Alex Rovira y Francesc Miralles. Algunas citas que me ayudan como si fueran mapas:

"La mayoría de los obstáculos que encontramos en nuestro camino a la felicidad son imaginarios. Los creamos nosotros; es decir, son nuetros miedos"

"Cumplir un sueño siempre da miedo, porque estamos acostumbrados a lidiar con las dificultades, pero no a recibir regalos de la vida. Por eso a menudo nos boicoteamos poniendo muros entre nosotros y lo que queremos conseguir". Porque los obstáculos reales, los que no creamos nosotros son "trampolines" que nos "sirven para ir a lugares a los que nunca habríamos llegado por nosotros mismos".

"Bajo nuestros miedos se encuentra el tesoro que andamos buscando.-...-el miedo es el medio.-...-Es el medio de encontrar lo que necesitas.Pero primero deberás abrir la puerta del miedo: ella te llevará a lo que más secretamente anhelas".

"La felicidad no se busca, se encuentra-.....- en todas partes y en ninguna, porque la felicidad no es una meta, sino sólo un perfume-.....- que desprende aquello que está bien hecho".

"La felicidad es elegir. Mejor dicho: es vivir sin miedo a elegir. Nos perdemos en el Laberinto cuando permitimos que elijan por nosotros. Porque uno es aquello que elige ser, pero también aquello que renuncia a ser."

Pensar en esto me ayuda a hacer una introspección, a pensar en mis miedos, en mis verdaderos deseos y a coger fuerza para decidir lo que realmente quiero para poder ser lo que quiera ser.

He empezado a leer "La senda del líder" escrito por el Dalai Lama, que me está haciendo reflexionar sobre el tema de la felicidad pues presenta el concepto budista de la felicidad como "algo distinto a la mera satisfacción de nuestros deseos materiales e inmateriales. La raíz de la felicidad no está en lo que deseamos o lo que tenemos, sino en algo completamente diferente. Proviene de una sensación de satisfacción que existe sin importar lo que ganemos o logremos"

Es interesante lo que plantea pues en la cultura occidental siempre está unido a la consecución de lo que se desea, si bien es cierto que también hablamos de la felicidad de recorrer el camino y no de una vez alcanzada la meta.

En fin... sigue siendo complejo o mucho más sencillo de como nos empeñamos en hacerlo o verlo.

miércoles, 14 de enero de 2009

El momento justo

Hace tiempo que tenía claro que si alguna vez emprendía un proyecto lo bautizaría con el nombre Kairos. Aún no me he lanzado a hacer nada tan atrevido como a crear una empresa por ejemplo, lo dejaré para cuando sea mayor, por eso cuando me decidí a crear mi propio blog tuve claro que debía llamarse kairos.¿Por qué? Porque "Kayros, Kairos o Kayrós (καιρός, "el momento justo") es, en la filosofía griega y romana la experiencia del momento oportuno". Porque "Kayros, el momento justo, no es el tiempo cuantitativo sino el tiempo cualitativo de la ocasión, la experiencia del momento oportuno. Todos experimentamos en nuestras vidas la sensación de que llegó el momento adecuado para hacer algo, que estamos maduros, que podemos tomar una decisión determinada". Y porque "en general, es un "Momento de claridad" y, en el espacio temporal" significa la iluminación, la inspiración y este txoko es para mi la representación de algunos de esos momentos, los que me permito hacer públicos.
Porque si me lancé a escribir publicamente algunos pensamientos y experiencias es porque había sentido que era el momento de hacerlo y porque cada vez que me siento a hacerlo lo hago porque me llega el kairos y no porque me ponga como obligación escribir un post cada cierto tiempo.
Ahora había llegado el momento de explicarlo porque estaba pensando en el concepto kairos.
Esta idea, concepto, distinción cobró mucha importancia en mi vida cuando me preocupaba e incluso me obsesionaba el poco tiempo que pasaba con Maddi y una coach (Marian Iriondo) me ayudó a entender que no era lo importante la cantidad sino la calidad, la intensidad de los momentos, de las experiencias compartidas. Y es que vivimos obsesionados por el tiempo, corremos y corremos y nos lamentamos continuamente de que no tenemos tiempo para nada, cuando de lo que deberíamos preocuparnos es del tiempo en su sentido cualitativo. Vivir la vida, no dejar que la vida pase por nosotros. Estar aquí y ahora.
Deberíamos hacer como los griegos y utilizar dos palabras para referirnos al tiempo: "Chronos y Kayros. Chronos es el tiempo del reloj, el tiempo que se mide. Kayros, el momento justo, no es el tiempo cuantitativo sino el tiempo cualitativo".
Seguramente es en este sentido en el que se encamina el moderno movimiento slow, nacido en Italia como slowfood en contra de la comida rápida. Esperemos que vaya calando.http://www.movimientoslow.com/es/filosofia.html

lunes, 12 de enero de 2009

Donde dije digo, digo diego.

No he podido escribir estos últimos días porque la verdad es que he estado sumergida en vivir la Navidad con mis peques y en tratar de aclarar mis deseos profesionales. Lo de los deseos profesionales es importante pues he estado barajando dos posibilidades de muy diferente tipo y, como todo en la vida, cada cual tiene sus pros y sus contras. Optar por lo que te aporta ilusión por trabajar ha sido mi decisión, pero… A veces resulta más complicado gestionar las consecuencias que se derivan de una decisión que tomarla. Y en esas me encuentro.
Cuando uno toma una decisión está eso que los economistas denominan coste de oportunidad y que no es otra cosa que lo dejas en el camino por la decisión tomada, lo que ya no obtendrás, lo que pierdes. Todo este rollo viene a que cuando profesionalmente tomamos la decisión de cambiar de trabajo rompemos una promesa; la de permanecer en la empresa a la que perteneces en ese momento. Romper una promesa es incumplirla y eso va directamente en contra de la confianza. Pero, ¿podemos hacer algo porque esa confianza depositada en nosotros no se rompa? O ¿podemos hacer algo para que nuestra imagen pública no se vea seriamente dañada?
La respuesta es positiva. Podemos:
- Comunicar de forma inmediata la decisión tomada a la persona o personas afectadas.
- Plantear con sinceridad la razón por la que no vas a cumplir con lo que prometiste.
- Ofrecer alternativas, ayuda, etc. para que los efectos negativos de la decisión tomada sean lo menores posibles.
A esto le llamamos gestionar el incumplimiento de las promesas.
Y es que a veces no sabemos lo que la vida nos puede deparar y lo que creíamos que íbamos a cumplir puede que no lo cumplamos, con lo que nos duele. De lo que se trata es de no dejar víctimas en el camino.

Sentitzen dut Inazio.