miércoles, 13 de enero de 2010

La cosa va de techos

Según van transcurriendo los años y voy teniendo distintas experiencias me voy encontrando con distintos estilos de dirigir personas. A mi básicamente me han tocado dos: el "estilo del suelo" y el "estilo del techo". Me explico. Hay jefes que a sus colaboradores les fijan unas funciones como base, las que mínimamente deben cumplirse y a partir de ahí todo cabe, todas las funciones y responsabilidades que se quieran y se puedan ir asumiendo, este sería el "estilo suelo". Hay otros jefes que fijan límites es un "hasta aquí puedes llegar" y que yo denomino "estilo techo". Seguramente la diferencia entre ambas sea el nivel de seguridad en sí mismos, de confianza en los demás, etc. Lo que está claro es que es bueno y necesario establecer un marco de referencia en el que el empleado se pueda mover con seguridad, sabiendo qué es lo que tiene y no tiene que hacer, qué decisiones puede o no tomar, sobre qué puede o no opinar, etc. Los dos estilos comentados tienen sus pros y sus contras. La parte oscura para el empleado en el estilo suelo puede ser el de sentirse perdido si no está acompañado de feedback, apoyo y confianza de su jefe. En el "estilo techo" la oscuridad está en la desmotivación y "funcionarización".
Cada uno con su propio estilo, pero sin perder de vista los contras deberá contrarrestar, ahí está el arte del liderazgo. Por lo tanto, un estilo y otro son válidos. Lo malo es cuando uno juega en un tiempo a un estilo y en otro tiempo al otro con los mismos colaboradores porque el efecto puede ser la pérdida de los mismos.
Son juegos peligrosos.
En el pasado tuve la suerte de tener un jefe, imperfecto como todos (jefes y no), que jugó al "estilo suelo" y no puedo, volviendo la vista atrás, más que agradecerle su confianza y apoyo.
Ahora me encuentro en un momento en que habiendo partido en el juego con un "techo A" paso a tener un "techo a". Tendré que reflexionar fuertemente sobre las incompetencias propias (las ajenas las dejo para sus propietarios) que han hecho que cambie el marco y seguir aprendiendo en este camino.
Lo difícil será deshacerme de la sensación de estar en un juego en el que se espera una suerte de prostitución en el que se pone el cuerpo pero no el alma a la hora de realizar el servicio.
Y ahí engancho con la idea del "techo de cristal", aunque no soy partidaria de entrar a valorar demasiado las cuestiones de género en mis carnes.

1 comentario:

Anónimo dijo...

http://www.hoymujer.com/trabajo/conciliacion/Descubre,timo,superwoman,106124,01,2010.html