El viernes me uní al grupo de personas que ya había iniciado el curso de constelaciones organizacionales y coaching sistémico. Estuvimos juntos en una residencia de Las Arenas en la que vivimos agradables experiencias, a excepción de la noche en vela que nos hizo pasar el ciclón. Pude conocer personas muy interesantes, reecontrarme con otras que me recordaron tiempos vividos con intensidad y, sobre todo, pude experimentar lo que es una constelación. Había comenzado a leer el libro de Guillermo y la verdad es que pensaba que no sería capaz de poder sentir nada como representante en una constelación, sin embargo, no me puedo explicar cómo pero ocurre; se siente.
Parece magia, no hay nada racional que lo explique, pero sucede. Colocas a unas personas en el espacio, sin pensar previamente en qué posición, representando una organización, un objetivo, el jefe, los colaboradores, a ti mismo… representando un sistema del que necesites saber ¿qué está ocurriendo aquí?, ¿cuál es el problema que impide tal o cual cosa? Y los representantes, que no conocen la organización, el jefe, los colaboradores, ni el objetivo, de repente sienten cosas, “no sé qué hago aquí”, “el objetivo me agobia”, “no veo a mi jefe”, etc. Y se hace la luz, se ven cosas que no somos capaces de ver en el frenesí diario.
¿Será sugestión? planteaba Gorka y me preguntaba yo en el coche de regreso a casa. No lo sé, pero si funciona en otros ámbitos y con personas que desconocen la herramienta puedo decir que es una bomba. Seguiremos experimentando. La próxima cita el 18, 19 y 20 de marzo.
Ah! Gracias a todos con los que compartí ejercicios: María, Cristina, Chus, Joserra, Lucía, Orla, Marcos… Gracias a María por la organización. Gracias a Gorka por animarse a hacer de conejillo de indias y encajar tan bien todo lo dicho. Estoy deseando volver a veros. Un abrazo.
lunes, 26 de enero de 2009
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